Sopa de pollo contra el resfriado

La sopa de pollo ha sido durante generaciones uno de los remedios caseros más populares para el resfriado. Su combinación de ingredientes calientes, nutritivos y fácilmente digeribles la convierte en una opción ideal cuando se busca aliviar síntomas como congestión, malestar general, y fatiga.
No solo es reconfortante, sino que diversos estudios han demostrado que la sopa de pollo tiene efectos antiinflamatorios leves, ayuda a fluidificar la mucosidad y promueve la hidratación, tan importante durante un proceso gripal o catarral.
Beneficios de la sopa de pollo
- Hidratación efectiva: al ser líquida y salada, ayuda a reponer líquidos y electrolitos perdidos.
- Efecto descongestionante: el vapor caliente de la sopa puede abrir las vías respiratorias.
- Aporte de nutrientes esenciales: vitaminas del grupo B, zinc, proteínas y minerales que fortalecen el sistema inmune.
- Fácil digestión: ideal para quienes han perdido el apetito o tienen molestias estomacales leves.
Ingredientes básicos
- 1 muslo de pollo (con hueso, para más sabor)
- 1 zanahoria pelada y troceada
- 1/2 cebolla
- 1 rama de apio
- Agua suficiente para cubrir los ingredientes
- Sal y especias al gusto (puedes usar ajo, laurel, perejil o un toque de cúrcuma)
Preparación
- Coloca todos los ingredientes en una olla grande.
- Cocina a fuego lento durante al menos 45 minutos, retirando la espuma si es necesario.
- Puedes colar el caldo si deseas una preparación más ligera, o dejar los vegetales y el pollo desmenuzado.
- Toma caliente. Ideal consumir 2–3 veces al día mientras duren los síntomas del resfriado.
Consejo: añadir un poco de jengibre fresco o ajo al caldo potencia sus propiedades antibacterianas y antivirales.
¿Por qué funciona?
Más allá del confort emocional que ofrece, la sopa de pollo actúa como un remedio integral: hidrata, nutre, y mejora la respiración. Es especialmente útil en los primeros días del resfriado, cuando el cuerpo necesita descansar y recuperarse sin comidas pesadas ni medicamentos agresivos.